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Entrevista a Jon Kabat, promotor del "mindfulness" en Occidente


Entrevista a Jon Kabat-Zinn, biólogo molecular, investigador y promotor de ‘mindfulness’ en Occidente
Tengo 72 años, soy Catedrático de Medicina en la Universidad de Massachusetts y llevo 47 años casado, 3 hijos y 3 nietos. 

"Debemos aprender a vivir juntos con nuestras diferencias. La diversidad es una fuerza positiva. Me interesa la experiencia directa de la interconexión, pero no las creencias"

Mi madre, que vivía conmigo, murió a los 101 años. Los últimos 25 años con ella fueron una delicia.
¿Por qué?
Era pintora y a medida que envejecía experimentaba el mundo como Monet: veía formas de luz que la mayoría no observamos. Mi padre era un científico de renombre mundial, experto en el sistema inmunitario. La suya era una polaridad muy interesante.
Polaridad que usted ha integrado.
Cierto, descubrí la meditación zen a los 21 años y desde entonces he investigado de manera científica las capacidades del mindfulness (atención plena) para sanarnos. He demostrado la eficacia de una práctica espiritual milenaria y la he puesto a caminar en Occidente.
¿Por qué le dio por meditar?
 En aquella época trabajaba en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) con el premio Nobel Salvador Luria. Estábamos desarrollando la comprensión del genoma, todo era muy interesante, pero me sentía infeliz. En el MIT se desarrollaban armas para el ejército y estábamos bombardeando un país, Vietnam, que ni siquiera tenía fuerza aérea.
Momentos turbulentos.
Philip Kapleau, experiodista, explicó en la conferencia que tras cubrir los juicios de Nuremberg comenzó a tener terribles jaquecas que consiguió sanar retirado en un templo zen. Empecé a meditar una hora diaria para comprobar si eso era posible y nunca lo he dejado.
¿Cómo consiguió aplicarlo a la ciencia? 
Tuve suerte, se abrieron puertas que me permitieron crear la Clínica para la Reducción del Estrés y el Centro de Atención Plena para la Medicina en la Universidad de Medicina de Massachusetts.
Sus colegas le debían de mirar raro.
Sí, pero obtuve resultados contundentes e inapelables. Desarrollé un programa (Rebap) para la reducción del estrés basado en la atención plena y en 1982 publiqué mi primer artículo científico sobre los beneficios en pacientes con dolor crónico y estrés. El año pasado se publicaron 674 artículos, es un crecimiento exponencial. Ha llegado el momento.
¿Qué propone usted?
La conciencia plena se ejercita prestando atención de manera activa en el momento presente y sin juzgar. Desarrollar la capacidad de abrazar la realidad de las cosas es curativo y transformador, cambia nuestro cerebro, tal como demuestran las investigaciones neurológicas.
Habla usted como un gurú.
Nuestro programa no tiene nada de alternativo, formamos parte de los departamentos de medicina y tenemos pruebas científicas. Los pacientes consiguen controlar el dolor crónico, la ansiedad, el pánico y paliar los efectos del cáncer o enfermedades del corazón, pero yo se lo recomiendo a cualquier persona.
Implica un cambio de vida. 
Si aumentas la conciencia, los cambios en tu vida vienen solos. Requiere disciplina, pero lo más curioso es que no hay que hacer nada. Lo que propone la atención plena no es que uno cambie su vida, sino que se enamore de ella.
Sugestivo.
La atención plena te da otra manera de sostener tu experiencia desde la presencia, algo que no nos enseñan en la escuela. Te enseñan a pensar, pero a menudo el pensamiento no nos es útil a la hora de solucionar problemas vitales.
¿La atención plena lo consigue?
Hemos documentado los cambios experimentados por 20.000 pacientes que han seguido el programa de ocho semanas en nuestra clínica, y que en el mundo son millones de personas.
¿Meditar nos cambia el cerebro?
Regiones que tienen que ver con el aprendizaje y la memoria se ensanchan. La amígdala, la zona del cerebro que reacciona a las amenazas y secuestra la atención, se refuerza; se mejoran las conexiones neuronales e incluso se dan cambios en el genoma.
¿Se activan y desactivan genes?
Sí, por ejemplo los genes que tienen que ver con procesos inflamatorios y por tanto con el cáncer se inhiben. Y hemos comprobado que la densidad y el tamaño del cerebro, que se encoge con los años, deja de hacerlo si meditas.
¿Qué hay que entender?
Lo más difícil de entender es que no hay que hacer nada. No se trata de intentar cambiar, se trata de en lugar de vivir dormido, vivir despierto.
Siempre hay cosas en tu vida que no acaban de gustarte.
Ahí es donde la meditación funciona, porque el hecho de que te gusten o no depende sólo de tus pensamientos. La depresión está causada por una desregulación en el pensamiento, empiezas a rumiar y entras en una espiral negativa que acaba en trastorno.
¿El mindfulness lleva la atención a esos pensamientos negativos?
Si abrazas ese pensamiento, ya no continúa reproduciéndose. Sabemos que una mente distraída es una mente infeliz. Debemos acceder a la conciencia, un tipo de inteligencia innata de la que sabemos poco pero conocemos su poder.
Tenemos sólo algunas piezas del puzzle.
Suficientes como para saber que la relación que mantenemos con nuestro cuerpo, nuestra mente, pensamientos y emociones, instante tras instante, nos aporta, si es la correcta, salud, bienestar y sabiduría. El cultivo de la atención plena es un acto radical de cordura, amor y compasión por uno mismo.

Pincha aquí para visitar el lugar de donde ha sido extraída la entrevista. La Vanguardia.

Mindfulness


Mindfulness es un concepto que ha sido traducido al español de diferentes maneras, todas formadas por varias palabras,  a falta de una palabra que tenga el significado original. Las traducciones más comunes son Atención Plena, Plena Conciencia, Presencia Mental y Presencia Plena/Conciencia Abierta entre otras.

La palabra Mindfulness es también una de las primeras traducciones que se hicieron de la palabra "sati" en pali, un idioma vernacular similar al sánscrito que se hablaba en la época en que el Buda comenzó a enseñar hace 2500 años. Sati es la nominalización del verbo "sarati" que significa rememorar o recordar. Puesto que recordar es precisamente traer al presente, en su concepción última sati o mindfulness es la capacidad humana básica de poder estar en el presente y de "recordarnos" estar en el presente, es decir, constantemente estar volviendo al aquí y ahora.

No podríamos vivir sin la capacidad de estar en el presente: es la que nos permite recordar hacia dónde estamos yendo mientras caminamos, aún cuando durante el trayecto nos hayamos perdido en miles de pensamientos. Sin Mindfulness sería imposible poder observar y reconocer la propia experiencia y vivir en este mundo. Sin embargo, y aunque creemos tener control conciente de nuestra atención, lo que normalmente sucede es que estamos constantemente atendiendo a pensamientos acerca del pasado o del futuro o bien, reconociendo solo una pequeña porción de lo que está sucediendo en el presente: si lo que estoy experimentando me gusta, quiero que continue o si lo que estoy experimentando me desagrada, quiero que desaparezca.

A través de la práctica del Mindfulness se desarrolla la capacidad para reconocer lo que está sucediendo mientras está sucediendo, aceptando activamente el fluir de la experiencia tal cual se está dando. Así es que, aunque experimentemos algo desagradable (por cierto algo inevitable en la medida en que estemos vivos), podremos ahorrarnos el sufrimiento añadido de tener que lograr que aquello desagradable desaparezca. Quedarse solo con lo que experimentamos sin agregar sufrimiento es lo que la práctica de mindfulness permite.

Aunque comunmente se asocia mindfulness o sati con el budismo, muchas de las tradiciones religiosas del mundo utilizan mindfulness de manera implicita o explicita, pues es una capacidad básica y humana de conexión con el presente. La asociación con el budismo debe su razón a que fue en el seno de esta tradición que se generaron un corpus amplio de prácticas que permiten refinar y profundizar esta capacidad hasta grados altísimos. La meditación mindfulness o de insight es una de ellas y se practica en una gran cantidad de formas.

Durante los últimos 30 años, la práctica de Mindfulness o Atención Plena está integrándose a la Medicina y Psicología de Occidente. Es aplicada, estudiada científícamente y por ello reconocida como una manera efectiva de reducir el estrés, aumentar la autoconciencia, reducir los síntomas físcos y psicológicos asociados al estrés y mejora el bienestar general.

Mindfulness o Atención Plena significa prestar atención de manera conciente a la experiencia del momento presente con interés, curiosidad y aceptación. Jon Kabat-Zinn, conocido referente mundial de Mindfulness por haber introducido esta práctica dentro del modelo médico de occidente hace más de 30 años, fundó la Clínica de Reducción de Estrés en el Centro Médico de la Universidad de Massachusetts. Allí introdujo a los pacientes a la práctica de Mindfulness para el tratamiento de problemas físicos, y psicológicos, dolor crónico, y otros síntomas asociados al estrés.

Jon Kabat-Zinn define Mindfulness como: 



“Prestar atención de manera intencional al momento presente, sin juzgar”.


Este tipo de atención nos permite aprender a relacionarnos de forma directa con aquello que está ocurriendo en nuestra vida, aquí y ahora, en el momento presente. Es una forma de tomar conciencia de nuestra realidad, dándonos la oportunidad de trabajar concientemente con nuestro estrés, dolor, enfermedad, pérdida o con los desafíos de nuestra vida. En contraposición, una vida en la que no ponemos atención, en la que nos encontramos más preocupados por lo que ocurrió o por lo que aun no ha ocurrido, nos conduce al descuido, el olvido y al aislamiento, reaccionando de manera automática y desadaptativa.

La atención plena nos ayuda a recuperar nuestro equilibrio interno, atendiendo de forma integral a los aspectos de la persona; cuerpo, mente y espíritu. Practicando la atención plena desarrollamos una mayor capacidad de discernimiento y de compasión. La práctica de esta atención abre la puerta hacia nuevas posibilidades, nos trae al aquí y al ahora, nos invita a vivir una vida de manera plena y en el presente.

Meditación y Pensamiento



En un número elevado de casos al comenzar con las técnicas de meditación y de auto-observacion, nos encontramos con el obstáculo de advertir cómo el pensamiento surge sin control alguno por nuestra parte, y además descubrimos que ese pensamiento normalmente es recurrente, una y otra vez los pensamientos que aparecen son los mismos, aunque con diferentes formas. Y esta es la razón por la cual podemos llegar a la conclusión errónea de que el pensamiento es nuestro enemigo y por ende debemos dedicar tiempo y esfuerzo a tratar de erradicarlo.

Esta toma de conciencia, que nos desvela la ausencia de control sobre el flujo de pensamiento, es la base en la que se sustenta el verdadero auto-conocimiento, que nos llevará a la liberación de nuestro SER, y permitirá que se exprese naturalmente.

Es de suma importancia tener presente que cada órgano de nuestro cuerpo desempeña una función para el que fue creado, así el hígado ayuda en la digestión de los alimentos, permitiendo nutrir al cuerpo a través de la sangre, el corazón la bombea, los riñones la filtran y los pulmones la oxigenan, del mismo modo que estos órganos llevan a cabo su función el encéfalo, y por ende la mente emite pensamientos.

Que la mente piense es lo natural, lo importante es advertir que la cantidad y la calidad del pensamiento que aparece se va ajustando a medida que nuestra verdadera naturaleza va siendo descubierta. Por ello, la primera fase en el proceso de meditación, de auto-observación y autoconocimiento es tomar conciencia que los pensamientos aparecen constantemente, y que lo más importante es no entrar a valorarlos, analizarlos, cuestionarlos y sobre todo no quedarse atrapados en ellos, en un proceso interminable de retroalimentación.

La siguiente fase sería tomar conciencia de la naturaleza de estos pensamientos y poco a poco ir transformando este flujo de pensamientos en otros de naturaleza más positiva y constructiva para nuestra evolución. Pensamientos que nos lleven a expresar la naturaleza pura de nuestro verdadero SER, que está llena de Amor, Sabiduría y Poder. 

En el equilibrio de nuestro SER con el pensamiento, se encuentra la clave para la expresión de nuestra naturaleza esencial. Y este equilibrio no pasa por luchar contra el pensamiento y derrotarlo, sino más bien por advertir, en cada práctica que realizamos, cómo la aparición o no del pensamiento no afecta a la paz interior, no influye en la serenidad que brota de nuestro verdadero SER, que es lo que en realidad somos. Aunque, es cierto que a medida que se avanza en la meditación, se profundiza en el conocimiento de uno mismo, y esto genera que se reduzcan los pensamientos compulsivos que aparecen, vibrando estos cada vez más en sintonía con nuestro SER.

Es por todo esto que podemos distinguir entre diferentes tipos de pensamiento, aunque podemos encuadrarlos en dos tipos fundamentales: pensamiento egoico y pensamiento presencial.

Un pensamiento es egoico cuando nace de la pequeña mente, de la mente contaminada con los patrones y estructuras mentales creadas a lo largo de nuestra existencia. Estos patrones mentales estarán influenciados por nuestros miedos e inseguridades, nuestros enojos y rencores, nuestra falta de amor hacia nosotros mismos y hacia los demás, los éxitos y fracasos, y un largo etc...

Este es un pensamiento que surge como compensación, es un pensamiento que emerge para compensar el sufrimiento. Así, la atención se desvía evitando tener que afrontar ese sufrimiento de un modo directo y pleno, un sufrimiento con un origen diverso que creará un pensamiento diverso.

Por otro lado, el pensamiento presencial es aquel que surge de una manera adecuada y proporcionada a la situación que estamos vivenciando, resulta funcional pues es útil para desempeñar la acción de ese momento, y podemos dejar de tenerlo en el momento que la acción finaliza. 

Haciendo uso de la categorización usada por Jordi Casals podemos encontrar diferentes tipos de pensamiento egoico, algunos de ellos pueden ser:

El pensamiento-interferencia, que es aquel pensamiento que interfiere en la acción presente. Puedes estar llevando a cabo una acción y te van surgiendo pensamientos que interfieren, que complican, que resisten, que distraen. Estás haciendo algo y de repente surge un pensamiento que dice: “uy, deja mejor eso para luego, que hay cosas más importantes que hacer” o “voy a ver esto en internet primero” o “voy a llamar ahora a Marta y luego ya…”… Este tipo de distracciones, interferencias, resistencias, aparecen sobre todo cuando se está dando una acción que no nos gusta o que no estamos disfrutando mucho, y entran en juego ciertos tipos de malestar como el aburrimiento o la ansiedad, que el sistema trata de compensar a base de pensamiento-interferencia.

El pensamiento-debería, que es aquel pensamiento que nos dice que algo debería haber sido distinto a como fue o que debería estar siendo distinto a como está siendo en este instante. Es un tipo de pensamiento que dice “ay, si esto lo hubiera hecho así”, “si aquel no me hubiera hecho aquello”, “si no hubiera dicho eso”… Darle vueltas a situaciones pasadas desde la ignorancia, la inmadurez y la incapacidad de ver que era inevitable: lo que ha sucedido no podría haber sucedido de otro modo. Este tipo de pensamiento-debería es de nuevo un pensamiento egoico, que emerge tratando de compensar el malestar, ya sea frustración, impotencia, tristeza, rabia, etc…

El pensamiento-proyección, que es aquel pensamiento que nos proyecta a un futuro en el que se podrían dar unas condiciones que supuestamente nos permitirían estar mejor, más en paz, más felices. Es un pensamiento egoico que te proyecta a un futuro y coloca la paz y la felicidad en lo externo, en los posibles cambios, situaciones, condiciones,… ésta es la esencia del movimiento egoico que perpetua la ignorancia de nuestra verdadera naturaleza y el sufrimiento psicológico. Se activa el malestar existencial en forma de insatisfacción y surge toda una proyección de situaciones futuras en forma de pensamiento-proyección que tratan de compensarla.

El pensamiento-ensoñación, que es aquel pensamiento que nos evita encarar el malestar de fondo (aburrimiento, ansiedad, tristeza,…) compensándolo con un mundo mental imaginado y fantasioso, una cascada de pensamientos en forma de fantasías rosas a modo de bálsamo donde sumergir y atenuar momentáneamente el malestar existencial de fondo.

El pensamiento-porqué, cuando el malestar es compensado en la búsqueda sin fin de porqués y la mente se pierde en posibles causas que no aportan paz real sino mero entretenimiento que evita encarar la insatisfacción.

Todos estos tipos de pensamiento con la práctica de la auto-observación irán desapareciendo, se irán atenuando y desaparecerán no cuando luchemos contra ellos, sino precisamente cuando menos nos resistimos, cuando aceptamos que están ahí, aunque sentimos que no nos gobiernan, que no nos dominan ni toman el control de nuestras acciones, nos volvemos capaces de observarlos, como el que observa una película, pero no modifican nuestro estado interior. Esto nos ocurre pues cada vez nos volvemos más conscientes de nuestro interés por nuestro Gran Mente, por nuestro verdadero SER, y cada vez menos por nuestros patrones de conducta, que poco a poco van perdiendo su poder sobre nosotros.

Una vez llegamos a este punto, la calidad y la cantidad el pensamiento se ven alterados, pues ya no consideramos al pensamiento egoico, nacido de nuestros patrones mentales, como algo propio, no nos identificamos con nuestro pensamiento, sino que lo aceptamos y descubrimos que no somos nuestro pensamiento, sino que somos el SER que lo usa para expresar sus virtudes. Finalmente este pensamiento poco a poco va convirtiéndose en un ruido de fondo que ni siquiera molesta, está pero no altera, ni nos interesa, aunque somos conscientes de que se encuentra.

La meditación, la práctica del Tai Chi, del Chi Kung, del Aikido o cualquier otra disciplina que nos ayude a la auto-observación de forma natural, nos lleva a alcanzar un estado en el cual alcanzar ese estado de conexión con nuestro verdadero SER, y por ende de desapego con nuestros patrones mentales, se vuelve extremadamente sencillo, permitiéndonos trasladar todo esta observación, todo este sentir, a las acciones del día a día, a las relaciones con los seres queridos y con aquellos seres que alteran nuestro estado natural, a los momentos de sufrimiento y a los momentos de satisfacción, a los estados emocionales alterados, y a aquellos más relajados, y descubres que cada paso que das, cada suceso que vivencias se transforma en un momento de meditación, de auto-observación, una oportunidad para observar aquello que modifica tu estado natural y permitir que cambie en la medida que estas preparado para que lo haga.

En este proceso de evolución, cada paso del camino es importante, cada gesto, cada acto, cada pensamiento es el justo y necesario para el momento presente, y te permite descubrir en tí aquello para lo que estas preparado en ese mismo instante, nada sobra, nada falta, nuestro empeño en hacer o deshacer, en quitar o en poner, en estar o en ser, todo ello es parte de la dualidad de la mente pequeña, del pensamiento egoico, y cuanto más liberados estamos de él, descubrimos la esencia de la escucha, la esencia del no hacer nada, haciéndolo todo, en apreciar el momento presente como el único que tenemos para cambiar a un estado natural, aquel que nunca debimos abandonar, pero cuando lo hicimos por AMOR, fue el momento en el que iniciamos nuestro camino de regreso.

Guille